Los Freemaresme me han dado la oportunidad de conocer su territorio de una forma especial. No era la primera vez que acudía a Mataró, tampoco era la primera vez que rodábamos juntos, pero en esta ocasión todo era distinto, todo estaba revestido de ese lujo que supone que uno sea un invitado y que le traten a cuerpo de rey, o quizás como a una reina … valga la metáfora, habida cuenta que quien suscribe pertenece al grupo de los Espirituales cuya firma va presidida por un Rey y una Reina. Como a un Rey, como a una Reina, lo cierto es que ABEL y CARLES se ha volcado y no han reparado en gastos para que disfrutara de su compañía y en un marco incomparable: El Montcabrer.
Día 27 de diciembre de 2010, hora 08:30, temperatura 0,0 º C, frío.
Esos son los datos. Las sensaciones son algo muy distinto que difícilmente pueden quedar reflejadas en un escrito, no obstante mi tarea consiste en ello, por consiguiente, vamos allá.
Puntuales, con una exactitud poco corriente en un ambiente mediterráneo, no obstante a las 08:29 nos reuníamos los tres en los bancos, creo que la referencia es Carrer Pedraforca, de cualquier modo, donde suele reunirse el Clan Freemachótico. Allí tiesos por el frío nos estrechábamos las manos en señal de cordialidad y complicidad. Comenzamos a dar a los pedales en vano intento de entrar en calor, ya que el aire generado por la velocidad nos dañaba el rostro.
El destino era Burriac, pero en esta ocasión subiríamos por la riera de Cabrera y en dirección al Montcabrer. Ascendimos ciclando todo lo que pudimos y a medida que el día despuntaba íbamos notando los tibios rayos de sol que nos daban el visto bueno a nuestra labor. Una vez en la cumbre el panorama es enriquecedor, como siempre ocurre al alcanzar la cima, uno se empapa del paisaje a su alrededor en un intento de dominar todo aquello que ve.
No perdieron el tiempo en esas espiritualidades mis queridos compañeros, antes bien se dedicaron a estudiar posibles trazadas imposibles … y retos de difícil resolución para el resto de bikers no acostumbrados a rodar por la zona. Un intento fallido por parte de CARLES para bajar por un lugar … digamos "subido de tono" nos hizo abandonar la cumbre. No, no estoy diciendo que fallara en su intento de bajar, estoy diciendo que intentó que bajáramos y falló, ya que ABEL y yo no lo veíamos claro. Es como si aquello no tocara en esa ocasión, nuestras mentes estaban ya dispuestas para la bajada de L'INFERN. Por ello, diligentemente nos dirigimos hacia la otra cima.
No llegamos a asomarnos tan siquiera, inmediatamente nuestras bikes buscaban "la curva". Sabíamos perfectamente a lo que íbamos, queríamos petarla literalmente a megabytes, y así fue. Efectivamente, como se puede comprobar en la 1ª parte del vídeo, la petamos a conciencia. Santísimo el Señor, cuántas veces le llagamos a tirar y tan solo ABEL consiguió pasarla en dos ocasiones a cero pies.
A partir de ahí la sucesión de pasos complicados y peligrosos fue realmente una fiesta. El paso de la piedra, bueno de las dos piedras que no permite de ninguna de las maneras ser tranqueado o mejor dicho "reseguido" (término acuñado en la factoría Freemaresme), ese paso se atraganta, ya que a su izquierda tiene una galleta importante, requiere subir la rueda delantera y colocarla en un lugar que a primera instancia resulta yuyesco, lo ves ejecutar a ABEL y continúas pensando que eso es muy difícil, te pones a hacerlo y te das cuenta de que hay que templar los nervios, pero lamentablemente por mucho que uno los temple, nervios se quedan y te juegan una mala pasada, te atenazan de tal modo que no sales victorioso y … en fin hay que trabajarlo.
Ya tenemos dos puntos negros insuperables para la gran mayoría de bikers. Vamos a por el tercero. Se trata de un giro cerrado de derecha donde peligra el cambio, pero eso no es lo peor, ya que inmediatamente llega un escalón considerable (que no empuntable) y el giro se vuelve a cerrar haciendo imposible salvar el arbusto que aparece a la derecha. La ejecución, a tenor de las palabras de ABEL, consiste en salir del escalón ya girando la rueda delantera y contusionando el cuerpo para que manillares de 710 mm eludan las ramas que amenazan cazar la manera del freno … un infierno.
Esos son, a mi juicio, los tres puntos clave de la trialera, el resto es simplemente difícil, muy difícil, pero ejecutable siguiendo las directrices del maestro DEVIL.
Una vez finalizada la trialera y nada más llegar al asfalto de la urbanización, me he permitido la licencia de señalar la zona de la derecha, de alta trankabilidad e interesante, ya que toda la emoción del sendero que conduce, en su parte final, a la urbanización, reside en una curva cerrada de derechas que bien puede ser sustituida por la zona propuesta.
Tras corretear por las calles de bajada nos hemos plantado en la riera y allí hemos comprobado que el restaurante (ese que tardan tanto en servirte) estaba cerrado, bien, sin dudarlo ni un instante nos hemos encaminado hacia el lugar de origen y hemos buscado una terracota donde patatizarnos bravíamente y cocacolearnos, CARLES ha optado por la donutabilidad cafecolechica. Unas risas unos trinos de unos periquitos han puesto colofón a la salida, no sin antes acordar volver a salir el día siguiente o el otro … pero eso ya se contará en su momento.
Muchas gracias, Freemaresmes por vuestra amistad y por vuestra paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario